Las dos caras de Barranquilla.
Jose .D.Palacio
Como les prometí empezaré a hablarles de mi país y en particular de mi ciudad: Barranquilla.
La geografía nos enseña que el norte y el sur son dos cosas diferentes pero no muy distantes entre sí, tomando como referencia la economía y el desarrollo son conceptos opuestos. A menudo, el norte y el sur están a pocos kilómetros de distancia, dividiéndolos es un barrio, una calle, un mar o incluso un muro. Su contacto genera caos, inseguridad, desorden creando desigualdades.
El norte está desarrollado, tecnológico, en el norte hay seguridad y la gente está bien. Todo parece funcionar y todos viven una vida tranquila, al menos en apariencia. Solo hay un miedo que atormenta a los habitantes del norte, una pesadilla tan grande que no les deja vivir libres: los habitantes del sur. Estos últimos son sinvergüenzas, ladrones, asesinos, dispuestos a hacer cualquier cosa para sobrevivir.
Barranquilla, la ciudad donde vivo, está dividida en dos por una delgada línea que separa el norte del sur; en los mapas de Google no se encuentra, solo al llegar al aeropuerto, ubicado al sur, que todo aparece claro. Cuando llegues trata de mirar por la ventana del taxy para ver sus contradicciones. Inmediatamente notarás algunos barrios marginales y varios campamentos improvisados, cuanto más cruzas el barrio más vive la pobreza espantosa. Puede suceder que de repente empiece a llover, que llegue una tormenta tropical con un aguacero que nunca has visto y si sigues mirando puedes ver a una mujer descalza con su bebé en brazos bajo una enorme cantidad de agua, que permanece inmóvil con la mirada fija en la calle.
Sin embargo, junto a tanta pobreza hay un centro comercial, que como una alucinación tiene cuatro pisos de restaurantes, tiendas, cines, gimnasio y parque de aventuras.
Pocos kilómetros separan estas realidades tan diferentes.
Barranquilla está a 13 kilómetros de Soledad e Italia está a unos 400 kilómetros de Libia. Hay una diferencia que se hace cada vez más grande. La situación va a estallar algún día, aquí en Barranquilla, en Italia y en el mundo porque los pobres tienen cada vez menos y los ricos cada vez más. No es retórica sino pura y simple realidad; el primero será el último y el último el primero, al menos así dice el refrán.
José D. Palacio corresponsal del Proyecto Roots Barranquilla, Colombia